"¡Queremos justicia!" exigen madres de desaparecidos

Testimonios de algunas madres con hijos desaparecidos que marcharon este jueves en el DF

Hanako Taniguchi

CIUDAD DE MÉXICO (CNNMéxico) — Este 10 de mayo, no todas las madres mexicanas y centroamericanas pudieron celebrar el Día de las Madres. Un centenar de ellas tienen hijos, pero desconocen su paradero y no saben si siguen con vida.

Con el fin de hacer escuchar sus demandas y dar a conocer la realidad en la que viven, más de 300 mujeres marcharon este jueves en la capital del país, en una movilización que reunió por primera vez a las madres de los miles de desaparecidos que han contabilizado instancias como la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

A continuación te presentamos algunos testimonios de las madres que formaron parte de la Marcha por la Dignidad Nacional: Madres buscando a sus hijos e hijas y buscando justicia.

Se llevaron a mi hijo y dos amigos de él en Veracruz

La madre de Luis Alberto Calleja Martínez carga una pancarta con una foto de su hijo que desapareció el 18 de septiembre del 2010 en Poza Rica, Veracruz.

A diferencia de las madres que vienen de los estados del norte, viajó sola desde el estado de Veracruz en busca de respuestas por parte de las autoridades federales.

Su hijo Luis Alberto tenía 24 años y era trabajador de Petróleos Mexicanos, cuenta.

"Un día salió con su esposa y otros amigos a divertirse un rato y fueron levantados", recuerda y luego dice que no puede dar más detalles por seguridad de la esposa y los tres hijos que dejó su hijo.

Ese día, un comando de hombres armados se llevaron también a dos de los amigos que iban con su hijo: René Rodríguez y Alberto Martínez, dice.

"Vine, como toda madre desesperada, a ver si puedo encontrar a mi hijo", explica.

Mi hijo se fue a trabajar y ya nunca regresó a casa

Luis Carlos Buciaga Ramos desapareció hace dos años a sus 33 años. Su madre, Amelia, dice que un día se fue a trabajar y nunca más regresó.

La desaparición de su hijo ocurrió tan solo un año después de que un comando irrumpiera en su casa en Matamoros, Coahuila y se llevara a su esposo, Javier Buciaga —que tenía 57 años— y a su yerno, José Francisco Juárez, que en ese entonces tenía 33 años de edad.

A raíz del secuestro de su esposo y de su hijo un año después, "las mujeres de la casa se tuvieron que salir a trabajar en busca del sustento", cuenta.

Ella vive con la pensión de su esposo que trabajó como profesor, aunque tardó unos meses hasta que le pudieron pagar, pues le pedían el acta de defunción de Javier.

"No tengo ninguna acta de defunción, mi esposo desapareció, les explicaba y no me entendían", recuerda.

Con la ayuda de los colegas de su marido, pudo conseguir que le pudieran pagar el dinero sin todos los papeles que normalmente requieren.

Ella es parte de la organización Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos de Coahuila y viajó a la Ciudad de México para que las autoridades le den algún tipo de respuesta y pueda haber avances en las investigaciones que llevan en la procuraduría de Coahuila.

"A ver si así nos ponen atención", dice.

Yesenia fue a la escuela y lleva 11 años sin volver

La mañana del 26 de febrero del 2001, Yesenia Vega Martínez salió de su casa en la ciudad de Chihuahua rumbo a la escuela y ya nunca regresó a su casa. Su madre, Patricia Márquez dice que lleva buscándola 11 años sin obtener ningún tipo de apoyo por parte de las autoridades.

Un día, recibió una llamada en la que le daban el nombre de una persona y un domicilio en Los Mochis, Sinaloa.

"Nos prestaron un coche, nos prestaron dinero y mi hijo y yo nos fuimos a buscarla", cuenta.

Cuando llegó al lugar y con la persona que le habían señalado en la llamada, recuerda que el hombre dijo no conocer a su hija, aunque tampoco les permitió entrar a la casa a buscarla.

Cuatro días después de buscar, ya sin dinero, Patricia tuvo que volver a su casa sin su hija.

"Le dimos esa información tanto al gobierno de Chihuahua como al de Sinaloa, pero no nos quisieron ayudar y ya no hemos recibido llamadas", lamenta.

Ella vino a la Ciudad de México junto con otras madres chihuahuenses que forman parte de la organización Justicia para Nuestras Hijas, fundada en el 2002 por Norma Ledezma, madre de Paloma, que fue asesinada a los 16 años.

Mi hija desapareció en Xalapa, Veracruz

Nayeli Francia Morales, hija de María Eugenia desapareció en abril del 2011 en Xalapa, Veracruz, donde vivía en concubinato con Carlos Alberto Lara.

Su madre cuenta que antes de mudarse a Xalapa, ella vivió también en Tehuacán, Puebla, con Carlos Alberto con quien, según alcanzó a percibir por la pérdida de peso de su hija, las cosas no iban bien.

Un día, dejó de tener contacto con ella y desde hace 13 meses no sabe nada de ella.

María Eugenia, originaria del sur de la Ciudad de México, ha viajado a Puebla y a Veracruz a levantar denuncias por la desaparición de su hija, pero hasta ahora, no ha habido avances en la investigación sobre el paradero de Nayeli.

"Las autoridades de allá dicen que esto es lento y que no me desespere cuando yo ya le he dicho a las autoridades que llevan un año y un mes y ellos no hacen caso", cuenta.

Tras participar en la Marcha por la Dignidad Nacional, dice que espera que las autoridades no sigan haciendo caso omiso ante tantas personas con hijos desaparecidos.

En busca de un hijo y una hermana

Sentadas una junto a otra, a la orilla del Ángel de la Independencia en la Ciudad de México, Teresa Vera Alvarado y Francisca Días sostienen cartulinas azules con las fotos de sus desaparecidos.

Teresa busca a su hermana Minerva, que desapareció el 29 de abril del 2006 en Matías Romero, Oaxaca, de donde son originarias, mientras Teresa estaba en una cita médica en el Distrito Federal.

Tras descubrir infidelidades de su marido, Minerva había estado sufriendo episodios de depresión y ese día le dijo a su cuñado que iría a cortarse el cabello y ya no regresó, cuenta Teresa.

Francisca, por su parte, perdió a su hijo Gerardo el 20 de mayo del 2003. Sufría un leve retraso mental y un día salió a la tienda de la esquina y ya no regresó.

Ambas han pedido apoyo de las autoridades de sus respectivos estados, pero en todos estos años, no han vuelto a saber de sus familiares.

"A mí las autoridades me dijeron que lo buscara yo, que era mi trabajo. Que ellos ya habían terminado su labor", cuenta Francisca al referirse a la procuraduría general de justicia del DF.

Las dos esperan que su participación en la Marcha por la Dignidad Nacional les abra puertas para poder ver avances en las investigaciones sobre el paradero de Minerva y Gerardo.

CNN
11/05/2012