martes, 8 de septiembre de 2009

El hambre golpea a Guatemala

La desnutrición ha causado la muerte de 17 niños en el país centroamericano.
-Una prolongada sequía sume en la hambruna a 4.000 comunidades


JOSÉ ELIAS Guatemala 08/09/2009/El País


Una mujer de edad difícil de calcular camina por una calle de la capital guatemalteca, acompañada de una niña menudita, tan pequeña que difícilmente supera el metro de estatura. En un país desarrollado no sería mayor de tres años. El tono de su voz, no obstante, permite deducir que tiene más. Las dos van pobremente vestidas y sólo calzan unas miserables zapatillas de plástico con mil remiendos. Su conversación ayuda a entender la situación:
— Abuelita, voy muy contenta.
— ¿Por qué?
— Porque hoy vamos a cenar.
— Sí, mi reina. ¡Dios bendiga al señor que nos regaló el pepino!
Diálogos así son el día a día de Guatemala, el país más golpeado por el hambre en América Latina y el cuarto en el mundo. De acuerdo con un informe del Defensor del Pueblo, Sergio Morales, 17 niños guatemaltecos han muerto de desnutrición en 2009. En las últimas cinco semanas, 126 más han sido internados sólo en las provincias de Zacapa y Jalapa, al este de la capital, una región donde la prolongada sequía ha causado que miles de familias pierdan sus cosechas.
Es un problema con raíces profundas. Según el programa de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, en inglés), la desnutrición crónica afecta al 50% de los niños guatemaltecos menores de cinco años. La cifra se eleva al 61% en las comunidades indígenas, el sector mayoritario de la población. La sequía, causada por el fenómeno climatológico El Niño, ha agravado la situación. Según cifras oficiales, la escasez de lluvias ha causado la pérdida del 36% de las cosechas de maíz y el 58% de las de frijol, los dos productos básicos de la dieta popular.
La mayor paradoja radica en que en buenas épocas se producen abundantes cosechas, pero la desigualdad en los ingresos impide que la mayoría de la población tenga acceso a los mismos. "No es que haya escasez de alimentos. Los mercados están llenos. La crisis es atribuible a la pobreza, que impide a las familias comprar los productos", resumió el presidente Álvaro Colom, en declaraciones a la prensa local. La mitad de los guatemaltecos viven bajo el umbral de la pobreza, y un 12,5% subsisten en condiciones paupérrimas.
Por si fuera poco, 4.059 comunidades rurales pasan un "alto riesgo de hambruna", cifras que motivaron la llegada a Guatemala del relator especial de la ONU para el Derecho de la Alimentación, Olivier De Schutter, quien ha concluido que el Estado debe promover el desarrollo rural y aumentar la carga tributaria para sostener el gasto social. "Guatemala es un país muy rico, pero con un Estado pobre y débil", subrayó.
En alusión a los programas ya puestos en marcha por el Gobierno para intentar resolver el problema, Schutter sugirió que se debe alcanzar "una cobertura universal" y agregó que las estrategias del Estado deben mejorar "su sostenibilidad y transparencia". Una petición que es un clamor popular: los recursos destinados a combatir el hambre en la población superan el presupuesto de siete ministerios y son gestionados en el mayor secretismo, bajo el férreo control de la esposa del presidente Colom, Sandra Torres.
Schutter urgió al Gobierno guatemalteco a reorientar la política agrícola para que el país centroamericano consiga ser autosuficiente en la producción de alimentos y garantice la protección legal de los derechos de los trabajadores en las zonas rurales, y además, les permita una mejora en sus ingresos.
La solución propuesta por el relator, sin embargo, enfrenta obstáculos hasta ahora insuperables, como garantizar el límite de la propiedad de la tierra, un tema tabú en Guatemala.
A esto se suma que las tierras, que hasta ahora eran destinadas al cultivo del grano, ahora han visto incrementado su precio para el campesino medio por la producción de biocarburantes y por la compra de tierras para el narcotráfico.

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