sábado, 28 de marzo de 2009

Entre sus músicos vino el Gandhioso bajista Tony Levin

Peter Gabriel ofreció un concierto completo y en español

Chava Rock Publicado: 28/03/2009 13:53

México, DF. El paso de Peter Gabriel por América Latina ha llamado mucho la atención, por el diseño de sus presentaciones y por su brazo estrecho con la situación política de los países que ha visitado, sobre todo en Chile y México; aquí entró por la alfombra roja que lo recibió en Los Pinos, dónde entregó varios documentos en los que se solicitó detener el feminicidio alarmante en Ciudad Juárez, Chihuahua, la fabricación de culpables y la impunidad latente registrada en esa entidad.

Después de su visita con el presidente de México, Peter apareció sobre el escenario pasadas las 10 de la noche, en un Foro Sol semipoblado, gradas laterales llenas, gradas del fondo completamente vacías, cancha cercana al escenario llena, cancha cercana a Río Churubusco vacía, fue la fotografía que se podía ver desde la parte más lejana del escenario, lugar donde se acomodó a la prensa, desde dónde a uno sólo le queda imaginarse como es que están tocando estos grandes músicos o esperar que aparezcan sus cuerpos en las pantallas laterales.

Peter es el chico tecnología, camina robotizado, performancea sus propias canciones, baila y brinca como un niño en el parque, tiene de mascota a su Mac, y su alfil del tablero es un amigo de toda la vida, el delgado y calvo gandhioso Tony Levin.

El músico inglés se ha caracterizado por no traer a América Latina las fastuosas producciones que sí muestra en Europa, de algún modo hemos sido como su casa de ensayo, pero esta ocasión no fue así, un llamativo juego de pantalla proyecto cientos de imágenes que capturaban la atención de todos los presentes, que tardaron un poco en entregarse al músico.

Para esta gira, Small Place, Peter, Pedro pa' los cuates, tuvo un detalle adicional que se agradece, el hablar todo el tiempo en español, sacó un puñado de hojas para leer lo que quería decir. Lo dijo claro y lo dijo fuerte. Su reciente paso por Venezuela, Perú, Argentina y Chile, además, le sirvieron para dominar mejor ya el español.

Como es costumbre, el músico inglés abandona una y otra vez su teclado para pasear por toda la tarima, canta y gesticula, agita los brazos y los eleva al cielo sin diamantes ni estrellas. Baila y hace bailar a sus músicos, que lo siguen como alumnos al catedrático.

En “Games without” frontier salen los silbidos y se marcha como guerrero al compás del rocnarol. Temas que de entrada delataron la noche que se venía, intensa y provocadora de placer, que nos hizo sucumbir ante la gran banda que le acompaña:

Conforme aumentaba la intensidad de su actuación, se anunciaba que el fin pronto llegaría, Big time fue colorida, amorosa el Secret world, e incendiaria Solsbury hill sledgehammer para cerrar con Signal to noise.

El regreso fue en varias ocasiones hasta que llegó el tema raíz, la canción himno hecha como un homenaje a Steven Biko, luchador social sudafricano contra el apartheid que fue asesinado en 1977. Coro reclamo, que aún los que pudieron pagar el alto costo del boleto de la nombrada zona oro, gritaban “Oh Biko, Biko, because Biko”.

Que bien se pudo sentir también como un Oh mujeres asesinadas de Ciudad Juárez, porqué las mujeres.

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